jueves, 2 de abril de 2009

PALABRAS MAYORES


LO FORMAL DE LO INFORMAL
DESDE LA CARRANGA Y TAL
Jorge Velosa R.

Abran ventanas, portones,
orejas y corazones
que aquí llega Torbellino
y con su permiso señores.

Soy el mejor cantador
de habidos y por haber
y si no la queren crer
vayan poniendo cuidao
y verán que por mi lao
los voy a tener un rato
metiendo hast’el mesmo gato
en mi cuento y mi conversa
que con tal que no me tuerza
será un bonito relato.

Cantador viene de canta
qu’es en lo que yo me amaño
y ellas de cualquier tamaño
de una vez me van saliendo
de pedradita y sintiendo
cad’un’e mis ocurrencias,
quen veces son mis querencias
y en veces mis ilusiones
y otras más mis decepciones,
dolores y amalayares
que cuando toy en pesares
me salen a borbotones.

Me salen a borbotones
pero tamién el desquite
no se me tarda ni un pite
cuando hay jormas y con qué
y’onde quera que yo ‘té
igual me verán gozando,
por que tar solo berriando
sin parar ni una migaja
es echase la mortaja
tando vivito y coliando.

Canto y canta se me vienen
por herencia y porque siento
hacer de mi pensamiento
parte de la mesma vida
y ella como es entendida
lo coge y me lo degüelve,
endespués que lo regüelve
con el otro’e los demás
pa que yo siga al compás
de lo que pasa y sucede
qu’es com’una canta puede
salir siempre ras con ras.

La canta es la mesma vida,
por eso, cuando se canta,
uno siente qu’es el tiempo
que sale por la garganta,
que sale y que va saliendo,
que sale y nunca se acaba;
tal vez en eso consiste
el secreto de una canta.

Qué viva el canto y la canta,
qu’el canto y la canta vivan,
porque son la retentiva
de mi diario acontecer
y si los llego a perder
tuitico se me derriba.

Que viva el canto y la canta,
qu’el canto y la canta vivan.
Si ya tamos onde tamos
y ya hay algo ‘e conocencia,
me dice l’inteligencia
que ora si me suelte a ver
si logro hacerlos meter
en esta, la gran corona
de onde sacó mi persona
lo que van a conocer.

(Fragmento de la obra inédita
Abran ventanas, portones, orejas y corazones,
de Jorge Velosa)

Y así, también informalmente, hemos ido llegando a lo que hoy se conoce como MÚSICA CARRANGUERA,
que como ya lo hemos dicho por ahí, es canto, pregón y sueño, pensamiento, palabra
y obra; un amor cotidiano con la vida y sus querencias y un compromiso con el arte popular.
Lo carranguero o la carranga es la compañía de quienes hemos encontrado en ella con qué arroparnos,
mostrarnos y expresarnos, para ganar un espacio de identidad y regocijo, a partir de lo tradicional
amasado con lo cotidiano y la creación colectiva y personal.
Espero que el venirme por los versos, no signifique que me esté yendo por las ramas, pero, por
razones de tiempo, opté por las comparencias ante esta comparecencia, y así recorrer una vía y dos
mandados: el primero, contarles con lo que se da en casa –la carranga–, mis pareceres sobre el valor
del saber y el quehacer cotidianos, sobre el magín y el atisbao de la vida, ora en junta, ora en familia
o, como diría don José Antonio Romero, de a uno mero; también sobre el cómo la parentela nacional se
da sus mañas para saber y recordar donde ponen las garzas y de qué manera lo crea, recrea y expresa,
lo organiza y renueva, para volverlo vida y camino, andares y destino.
Y en el segundo mandado, también mis pareceres desde lo carranguero, sobre algunas inquietudes,
que, como la Carta de Gracielita, llegaron volando, volando, y que así voy contestando con algunas
coplas populares de cabecera:

El que ojende escribe en l´água
y el ojendido en la piedra,
el que ojende se le olvida
y el ojendido se acuerda.

El que tiene plata compra
y el que tiene mulas vende,
y uno que no tiene nada
hasta con mirar ojende.

Dejen a la guacharaca,
déjenla jilar su lana,
que tamién ella querrá
su guacharaco con ruana.

El hombre hiere la tierra
con la reja del arado,
y ella le devuelve en frutos
todo el dolor que le ha dado.

(Copla popular argentina)

Mientras las culturas orales no sean vistas (es que generalmente no las vemos, ni las oímos y
menos las entendemos), decía que mientras no sean vistas, tratadas y arropadas con respeto, querencia
y convicción de pertenencia, difícilmente podrán existir y menos con dignidad y autonomía.

Yo no jui que nací bruto,
que que naiden menseñó,
que si alguien llega a enseñame
quen sabe quen juera yo.

Ay pueblito de mi alma,
ay pueblito tierra mía,
con muchísimas tabernas
y ninguna librería.

Esas coplas que yo canto
dizque las llaman folclores,
malaya nombres tan raros
que ponen esos señores.

Y esta de don Antonio Machado:

Si me tengo que morir
poco me importa aprender,
y si no puedo saber
poco me importa vivir.

Debería ser posible el diálogo, y ojalá equilibrado, entre las culturas académicas y las populares.
En ese caso, la jerga, el habla, o la indormia, como diría un paisano, es determinante y creo que es a
la academia a la que más le corresponde conocer a su interlocutora, para lograr el acercamiento y una mutua comprensión y beneficio.

Cambio y cambeo,
dijo una niña en el rodeo;
cambio mi marido por el suyo
porque el mío ta muy feo.

Qué haremos mi bien, qué haremos,
tan chanchirientos que tamos,
juntemos nuestros chanchiros
y un solo chanchiro hagamos.

Vámonos y puel camino
porque aquí no se ha podido,
hasta poderse se puede,
firmeza es lo que no ha habido.

De producirse este diálogo intercultural, ambas partes se van a sorprender gratamente ante sus
diferencias y coincidencias, se alegrarán de su mutua presencia, encontrarán que pueden y deben
coexistir y que con ese cambio y cambeo de saberes saldrán fortalecidas, revitalizadas y mucho más cercanas. El trueque intercultural es muy importante, de no haberlo, la cultura que está en desventaja también quedará sentenciada a la desaparición forzada.

Boyaquito sigo siendo
del pasado y del futuro,
con un láser en el pecho
y un cuncho de peliagudo,
con átomos enruanados
y satélite coplero,
con armadura de barro
y espíritu carranguero.

(Fragmento de la canción Boyaquito sigo siendo. J.Velosa)

Ayer pasé por tu casa,
mi muy querida Lizbeth,
pero estabas conectada,
conectada a la Internet.

(J. Velosa)

En un mundo cada vez más globalizado, para bien o para mal, el conocimiento, uso y aplicación
de las nuevas tecnologías y formas comunicativas, por parte de las culturas tradicionales, es muy importante
para su existencia. Internet y celulares con todas sus posibilidades, tecnologías computarizadas
para publicaciones impresas, sonoras, visuales, audiovisuales y todo lo habido y por haber. La amenaza
principal y más lamentable es que la permanente avalancha tecnológica arrase con esas manifestaciones
culturales y otras cuantas. Entonces, a la par con ello, debe haber siempre un ojo avizor que le ponga
el cascabel al gato y también un ente que las proteja y salga en su defensa.

Para los males de amor
cataplasmas del olvido
y caricias de otro amor,
pero seguido, seguido,
hasta calmar el dolor.

Esta noche va a llover
porque lo anuncia la luna,
un aguacero de besos
sobre la jeta de alguna.

Tres cosas hay en la vida,
todas a cual más de pior,
quien da dinero prestado,
quien da sus cosas al fiado
y quien sirve de fiador.

Sacristán que vende cera
y no tiene colmenar,
es señas que ta metiendo
las uñas en el altar.

Las expresiones de la tradición oral son improntas vitales de los pueblos, algo así como su cadena
de ADN cultural, una manera casi que natural de transmitir el saber y el sabor colectivos y, por tanto, un modo muy eficaz de educar, formar, compartir, divertir, crear y recrear, seleccionar, coexistir, y todo y así, señora Dolores.

Yo soy una palomita
que sin tener alas vuela,
yo soy la quitapesares
y también la ponepenas,
la tan fiel con sus adentros
que el que me los quiera ver
tiene que romperme el pecho
para poderlos saber.

(Adivinanza J. Velosa)

El hombre dice quererme
y tratarme como hermano,
sin embargo fierros pone
en mi boca y en mis manos.

(Adivinanza popular)

Yo era la que más corría
y a todas partes llegaba
y de verde se vestía
lo que a mi paso quedaba,
todos me quieren tener
pero muy pocos me cuidan
y eso que soy el secreto
el secreto de la vida.

(Adivinanza J. Velosa)

Profesora de primero,
mi cuaderno en blanco tengo,
dónde meto mi plumero,
ya que sin tintero vengo.

(Abraham Forero)

Écheme una y écheme otra,
que vengo de Saboyá,
porque antes no sabía nada
y este año sí sabo ya.

La presencia de las culturas orales y las tradiciones culturales en la educación formal e informal
debe ser no solo un ca-ca ca-ca careado propósito, sino un quehacer permanente, para el cual medios de comunicación, instituciones y sus propios; empresas y empresarios, gestores, artistas, maestros, mejor dicho, hasta el mono de la pila y el tigre mono, no podemos seguir pasando de agache. Hay que volver escenarios de cultura las casas, las calles y las plazas, las aulas, las oficinas y los templos; las cabinas de radio, televisión y sus congéneres, las neuronas de la publicidad, las rotativas de periódicos, las academias y bibliotecas, en fin, todo y todos tenemos que estar en la jugada y haciéndole a la sisaca, porque el que no mete no saca.

Mis amores son del campo
y yo vivo en la ciudad,
amores que van y vienen
no tienen seguridad.

La china que yo tenía
se jue pa la capital,
de nada valió querela
pues no quiso regresar.

(Fragmento de La China que yo tenía. J. Velosa)

Me late que en la relación campo-ciudad, incluida la cultura del verbo, el campo siempre ha
llevado del bulto o, como en el juego del trompo, el que ha pagado los quines.

A nosotros los del campo
no nos cantan el entierro
y nos ponen cruz de palo,
us no alcanza pa de fierro.

No somos ni más ni menos,
simplemente diferentes,
por eso yo lo respeto
y espero que me respete.

(J. Velosa)

De ese respeto, del que la copla habla, ejercido a lo bien, puede surgir un fecundo amancebamiento cultural urbano-campesino, donde, al final, la flor de la vida será la gananciosa, porque el espíritu y la mente barbecharán más libres los campos de la creación y del saber.

Cuatro días tengo de jiestas
a partir del día de hoy,
domingo, lunes y martes,
hasta el miércoles me voy,
eso es si me da la gana
o si no, pu´aquí me toy.

Ahorita me voy de aquí,
como todos lo verán,
y a la vuelt’e mis espaldas
sabe Dios lo que dirán,
que es maña del que se queda
hablar de los que se van.

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