jueves, 15 de diciembre de 2011

EN SANTADER

En Santander la Carranga la tocan a mil, que en cristiano como dicen mis tías, quiere decir muy rápido, es mas rápida que la forma en que es tocada en Boyacá,  la traemos a colación porque si no la mencionamos no tendría sentido iniciar este párrafo haciendo el comentario de la velocidad, la mejor forma de comparar es teniendo con que.

Como decía en Santander se cultiva, enseña, proyecta la música que los medios decidieron llamar Carranguera, pero pese a estas practicas que aparecen como cotidianas para los campesinos y ahora para algunos jóvenes que han ido entrando en la moda de hacer, tocar, dañar, blasfemar y aullar estos cantos, no conseguí escuchar fuera del tablado del Guane, una sola pieza del genero, por donde andaba, ora en un taxi, ora en una tienda, mas allacito en una esquina, ni en los charcos de curití, ni en los chorizos de Doña Eustaquia, ni en la plaza de mercado de cuanto pueblo visité. Eso si dele que dele a las músicas comerciales de turno, que por cierto se quedaron en el turno.

En Santander cuando un grupo toca el de la guitarra, si es que la toca porque ahora parece que el bajo eléctrico va ganando su espacio en la organología Carranguera, marca los bajos de otra manera, tiene otro swing, un very very que la hace característica, cuando en Santander tocan Carranga, el de la Guacharaca que generalmente es el que canta marca mas cortos los movimientos en la Rumba y suelta coplas picantes, por la pica, para que se piquen los espectadores, les gusta mucho hablar del pedo, de las vergüenzas que cubre una ruana, les gusta decir cosas que de lo puro frescas sonrojan.

Pero me quedó bailando el trompo en l'uña.

Que me gano con entender como se baila una rumbita o un merengue, como se marca en la guacharaca, como rasguea el tiple, como se digitan las escalas en el requinto si  no puedo entender como es que sobreviven los músicos populares en este  país  de quimeras, como le hacen para entrarle a la yuca, al arroz y al maíz, o al arriendo, al estudio de los chinos y al pago de los servicios, si culturalmente no tenemos la costumbre de pagar bien al músico, todos tocando gratis o por medallitas, músicos en el escenario sin almorzar, sin refrigerio, sin aguita, sin camerino, sin una silla para reposar la espera de su salida a escena, 
pero les tengo la respuesta, no hay presupuesto, no me crean tan pendejo.

La Carranga no es de un solo señor, la música campesina es del pueblo y como es de todos, pues todos la están tocando y por ahí derecho la están transformando que es el eufemismo que usamos para no meternos en vainas, como decía antes hay jóvenes que se visten de viejos para tocar y otros viejos que se las pican de jóvenes para seguir tocando y entre los unos y los otros le van cambiando el sentido a un genero musical que antes de ser fijado en la memoria colectiva de una nación ya se viene desdibujando y enmarañando en la mano de sus mismos cultores, en el fondo eso esta bien, hace parte del acervo cultural, de lo pluscuamperfecto del tonito en que me leen...

Así es que no se asusten si en un escenario de un festival o concurso de Música Carranguera, además de que no le paguen al músico, ni le den posada, ni maíz para mascar, terminen escuchando salsa, rock, jazz, tropical, baladas, música clasica, interpretada por músicos enruanados que la tradición en sus caprichosas maneras ha puesto a nuestro disfrute y discusión.

En Santader me dió por estas jodas...

Bucaracuritíchara Dic 15 del 2011

Andrés Restrepo.

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